LA HISTORIA DEL JAMÓN EN LA LITERATURA
El jamón ibérico es uno de los alimentos más emblemáticos de la gastronomía española, y su presencia en la literatura española ha sido notable a lo largo de los siglos. Desde las crónicas medievales hasta la literatura contemporánea, el jamón ha sido mencionado en numerosas ocasiones como un elemento gastronómico de gran importancia en España.
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Los inicios del jamón en la literatura
Como ya vimos en otra entrada de este blog en la que hablábamos sobre el jamón a lo largo del tiempo, podemos remontarnos a los tiempos anteriores a Cristo, en concreto en el siglo II, en el que el político e historiador Catón el Viejo ya nos contaba las claves para la curación del jamón.
En su obra De Agri Cultura, el autor nos insta y da claves de cómo se debe curar y secar un jamón para evitar que se corrompa o estropee, a través del salado y el oreo o secado al aire. Esta podría ser la primera referencia escrita sobre el jamón, aunque probablemente los celtíberos de la península ya podrían haber escrito su propio compendio sobre cómo realizar este proceso.
Este dato lo podemos deducir gracias a Estrabón, en su obra Geographica, que en el siglo I antes de Cristo ya nos ponía sobre la pista de estos pueblos del norte de la península ibérica, los kerretanoi comparando los jamones de los Pirineos, con los jamones elaborados por los pueblos que residían en la zona del Cantábrico.
Aunque también se pueden encontrar reminiscencias a las patas del jamón en antiguos escritos de las posadas o tabernas, en las que aparecían en ocasiones en los menús que ofrecían.
O también como un tema al que vuelve una y otra vez Marcial a través de sus Epigramas, donde está presente el término “jamón salpresado”.
Incluso algunos autores de obras de teatro en el imperio romano reconocieron la calidad de este producto, dándonos a saber que todo aquel que era poseedor de una pata de jamón era una persona pudiente y que sirviera para impresionar a sus invitados. En la obra Pséudolo, de Plauto, vemos esta intención en Balión al usar el jamón y otras partes del cerdo para impresionar a sus invitados.
Lógicamente, la palabra jamón no era la que se utilizaba en cualquiera de estas u otras obras, sino que se hacía referencia a ellas mediante los términos pernam, que significa pierna. El término jamón como tal, veremos que será una evolución del término latino.
El jamón en la literatura de la edad media
En los siguientes periodos de la historia, no podemos encontrar textos originales en los que se hable con detalle de la curación del jamón o del proceso de crianza de los cerdos, ni siquiera de su degustación.
Solo podemos hacer una pequeña parada en la Edad Media, por lo menos hasta donde sabemos hoy en día, para hacer referencia al jamón.
Solo a través del Arcipreste de Hita, le dedica una oda a este magnífico producto. Y esto tiene una explicación.
La Edad Media es un periodo muy religioso y de guerras, en el que el hambre golpeaba a toda la población y mantener un cerdo era muy costoso. Si a esto le sumamos que prácticamente toda la península pertenecía al reino musulmán, que como sabemos, tienen prohibido el consumo de carne de cerdo.
Y con la reconquista, las dehesas vuelven a ser tomadas por los cristianos, y la crianza del cerdo vuelve a realizarse en estas latitudes, lo que nos lleva al inicio de una de las prácticas más importantes en la vida del cerdo, la montanera.
El jamón durante el Siglo de Oro
Aquí es donde comenzamos a tener más referencias a nuestro querido producto y nuestro querido animal. Aquí grandes autores de nuestra literatura nos dejan comentarios sobre el jamón, aunque aún no se refieren a él como jamón, sino que buscan o usan otros términos más literarios para hablar sobre él. De esta forma encontramos términos como pernil de tocino, pata de cerdo, cuarto trasero y multitud de ellos más.
De este modo, en esta época se le cantan las bondades de esta parte del cerdo en multitud de obras, cantadas por algunos de los grandes autores que han dado nuestra tierra. Destacando, por ejemplo, una de las mayores obras escritas, como es El Quijote de Don Miguel de Cervantes, en la que hace referencia al jamón por la buena mano que tiene Dulcinea en su curación.
Aunque no solo en esta obra habla del jamón, sino que en su obra El casamiento engañoso, Cervantes habla de las propiedades curativas del jamón.
Otro de los autores a destacar, y en otra de las grandes obras de nuestra literatura, el Fernando de Rojas en La Celestina, se hace referencia a la pata de cerdo o pernil de tocino, como la denomina, como uno de los elementos que no debe faltar en ninguna despensa.
La poesía no se quedará atrás en el canto y alabanzas del jamón, y algunos poetas como el balear Baltasar de Alcázar en Tres Cosas, hace referencia al jamón como una de las tres cosas más importantes en la vida.
La utilización del consumo del jamón como arma literaria se utilizó también en la guerra abierta que mantuvieron los autores Quevedo y Góngora, en la que el primero acusaba de judío o de ascendencia judía a Góngora y utilizando la chanza para referirse a él en sus obras.
Nos lanzamos al siglo XX
Desde el siglo de oro en adelante, podemos encontrar multitud de textos, de versos o de estudios donde podemos encontrar referencia a nuestro querido producto.
Con la llegada de mejores condiciones para el desarrollo de estudios y una mayor calidad de vida, comienzan a realizarse estudios de las propiedades del jamón y sus beneficios, pero esto no implica que la literatura se quede atrás y grandes autores sigan haciendo referencia a él.
Entre muchos de ellos destacan grandes escritores como pueden ser Manuel Vázquez de Montalbán, Rafael Alberti o incluso nuestro premio Nobel de literatura, Don Camilo José Cela.
Y por supuesto, la gran cantidad de refranes populares que ha dado lugar tanto el jamón como cualquier otro producto del cerdo y del que se hablaremos en otro post.